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Rhianne Hellström
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Rhianne Hellström
Rhianne Hellström
_________Rhianne Brook Hellström
_________21 años ● Estudiante de Criminología ● Cazadora ●
_________» Con: Edward Doyle ◦ En Circo «
Papá insistió que me quedara en casa, no sólo porque la niebla invadía la ciudad, sino también por la larga noche que había tenido, la cuál impidió también que pudiese ir a clases el día de hoy. Si antes no me quedaba claro que mi padre era un total masoquista, lo había confirmado esta madrugada: 3:00 am, dormida y babeando sobre el escritorio después de quedarme hasta tarde adelantando algún proyectos, me desperté después de un fuerte golpe a la puerta. Pensé por un segundo que había sido como esas veces que sientes que estás cayendo y te despiertas de golpe, pero otro golpe hizo entonces que me pusiera de pie y abriera los ojos del tamaño de platos. "Bien, si alguien planea algún tipo de robo, definitivamente había escogido la casa equivocada", pensé de inmediato. No tenía miedo, más estaba confundida por la situación. Pasé por la habitación de papá y vi que no estaba ahí...entonces, otro golpe a la puerta me sobresaltó. Resoplé por lo bajo y giré los ojos, más o menos imaginando la situación. Caminé con seguridad hacia la puerta y la abrí de par en par; sentado en el escalón, con una mano sobre la costilla y a punto de encender un cigarrillo, ahí estaba mi padre. Lo arrastré hacia adentro de la casa, ayudándolo a recostarse sobre el sofá, "deberías de ver como quedó el otro", fue lo único que me dijo, con el cigarrillo entre los labios, con intención de encenderlo. Lo arranqué de su boca y cuando estuvo a punto de incorporarse, lo empujé para que se quedara quieto. Replicó que solo estaba vagando por ahí y que no había sido nada planeado; claro, porque vagar a media noche con armas escondidas debajo de la ropa no era nada planeado. Insistió que era mi culpa por negarme a acompañarlo a sus cacerías, y eso fue la gota que derramó el vaso. ¿Mi culpa? No, definitivamente no era mi culpa que saliera a las calles sin saber si regresaría a casa o no. Un idiota, eso era lo que era. Me quedé el resto de la noche ayudando a curar sus heridas y escuchando sus quejas. Y cuando se suponía que debía de estar yendo a la universidad, caí en un sueño profundo, el cuál me hizo despertarme hasta las 2:00 pm, bastante tarde para llegar a clase...
Decidí salir de casa, ver un rostro diferente al de mi padre, el cuál estaba hinchado y lucía como una albóndiga, pero tenía que darle crédito porque aún sonreía satisfecho después de su aparente "victoria"...si es así como le podemos llamar después de tres costillas rotas. Por otra parte, mi curiosidad era bastante grande hacia aquél circo que se había instalado en la ciudad. Después de un par de quejas de parte de papá, fingí que no entendía lo que decía debido al labio partido e hinchado que tenía, salí de casa. ¿Alguien me puede explicar por qué los padres se contradecían a ellos mismos? Si bien, la mayoría se quejaba por recibir el típico "eres muy chico para..." y después recibir un "ya eres lo suficientemente mayor para...", dependiendo de la situación de su conveniencia, yo recibía un "¿para qué ir al circo?" y después un "Vayamos de cacería"...creo que eso definitivamente es contradecirse a sí mismo.
(...)
Observé al tragafuegos con una sonrisa de medio lado y cierta gracia. Todos comenzaron a aplaudir mientras realizaba su acto, a lo que yo los imité. - ¿Crees que tenga problemas estomacales como agruras o algo por el estilo? - con un tono divertido hablé en voz alta a la persona que recién se integraba al público, parándose junto a mí. Volteé a mirar al susodicho, reconociéndolo al instante. Sonreí ampliamente. - Me enseñaron a no hablar con extraños y siempre rompo la regla... - comencé a decir en broma. - Lo bueno es que no eres algún extraño, de lo contrario alguien por ahí estaría muy decepcionado de no tomar consejos. - seguí hablando con la misma sonrisa. - Hace un buen tiempo que no te veía, Edward, incluso creo que has crecido un par de centímetros, ¿estás pasando por una segunda pubertad acaso? - seguí bromeando y después negué con la cabeza. - No contestes nada de lo anterior y hagamos como si sólo hubiera dicho "hola, ¿qué tal?" - finalicé entre risas.
Decidí salir de casa, ver un rostro diferente al de mi padre, el cuál estaba hinchado y lucía como una albóndiga, pero tenía que darle crédito porque aún sonreía satisfecho después de su aparente "victoria"...si es así como le podemos llamar después de tres costillas rotas. Por otra parte, mi curiosidad era bastante grande hacia aquél circo que se había instalado en la ciudad. Después de un par de quejas de parte de papá, fingí que no entendía lo que decía debido al labio partido e hinchado que tenía, salí de casa. ¿Alguien me puede explicar por qué los padres se contradecían a ellos mismos? Si bien, la mayoría se quejaba por recibir el típico "eres muy chico para..." y después recibir un "ya eres lo suficientemente mayor para...", dependiendo de la situación de su conveniencia, yo recibía un "¿para qué ir al circo?" y después un "Vayamos de cacería"...creo que eso definitivamente es contradecirse a sí mismo.
(...)
Observé al tragafuegos con una sonrisa de medio lado y cierta gracia. Todos comenzaron a aplaudir mientras realizaba su acto, a lo que yo los imité. - ¿Crees que tenga problemas estomacales como agruras o algo por el estilo? - con un tono divertido hablé en voz alta a la persona que recién se integraba al público, parándose junto a mí. Volteé a mirar al susodicho, reconociéndolo al instante. Sonreí ampliamente. - Me enseñaron a no hablar con extraños y siempre rompo la regla... - comencé a decir en broma. - Lo bueno es que no eres algún extraño, de lo contrario alguien por ahí estaría muy decepcionado de no tomar consejos. - seguí hablando con la misma sonrisa. - Hace un buen tiempo que no te veía, Edward, incluso creo que has crecido un par de centímetros, ¿estás pasando por una segunda pubertad acaso? - seguí bromeando y después negué con la cabeza. - No contestes nada de lo anterior y hagamos como si sólo hubiera dicho "hola, ¿qué tal?" - finalicé entre risas.
Re: Rhianne Hellström
Rhianne Hellström
Rhianne Brook Hellström
21 años ● Estudiante de Criminología ● Cazadora ●
» Con: Edward Doyle ◦ En Circo «
Desafortunadamente, yo sabía que los extraños eran peligrosos, pero papá me enseñó que en lugar de evitarlos, tenías que ir a hacerles frente entre más "extraños" se veían. Si, era un masoquista. Bien, sabía que Ed no lo decía en algún plan de darme un sermón o algo por el estilo, así que sólo acepté sus palabras mientras asentía la cabeza. Hace algunos años, cuando eramos más chicos, nuestros padres parecían llevarse muy bien y habían hecho una que otra misión juntos por lo que se conocían desde hace un buen tiempo, y bueno, ¿recuerdan uno de esos días de "lleva a tu hijo al trabajo"? Nosotros eramos arrastrados con ellos a "su trabajo", así que tuvimos que aprender a cuidarnos la espalda cuando estábamos todos en alguna misión. Era una de las pocas personas que me agradaban en cuánto a los "nuestros", principalmente porque no era como que yo me relacionara mucho con los demás. Siempre preferí esconderme entre las sombras que ir por ahí felizmente de cacería, a comparado de la mayoría de los cazadores que conocía, a los cuáles les parecía una idea muy brillante ir a arriesgar sus vidas cada vez que podían, en especial lo más jóvenes. No era como si yo fuera una anciana, pero con 21 años me había hecho la idea a la perfección que preferiría mil veces estar en casa haciendo mis deberes que estar persiguiendo a alguna criatura...pero, una vez más, viene el tema de papá, pero bueno, al menos había aceptado que yo sólo estaba para buscar información para él y ayudarlo a construir sus casos, que era lo que se me daba a la perfección.
"Emergencias familiares", por el tono en el que lo había dicho, supuse que no había sido exactamente una fiesta, sin embargo, opté por no preguntar. Chasqueé la lengua y arrugué un poco la nariz. - Define "interesante". - dije, para después soltar un largo suspiro. - Lo mismo de siempre, Ed... - comencé a hablar con cierta seriedad. - Tú sabes, salvar el mundo, encontrar la cura contra la idiotez. Vivo una vida bastante ocupada, ¿sabes? - bromeé, con un tono evidentemente sarcástico. Reí un poco y encogí los hombros. - Bueno, definitivamente "lo mismo de siempre". Universidad, mi padre, sus aventuras, el hecho de que tengo que tomar pastillas para dormir y no morir de puro estrés...si, lo usual. - agregué después, respondiendo su respuesta con sinceridad. - ¿Sabes qué sería genial? - hice una pausa. - Exiliarme a la Luna y vivir ahí durante el resto de mi vida. - y aunque sonaba como una broma, lo decía en realidad. Ya me veía en algunos años: viviendo con mi padre y unos veinte gatos, quejándome de que poco a poco me quedaba calva, y gorda...bastante gorda. - ¿Crees que tengan buena recepción de Wi-Fi? Porque sino, entonces tendré que considerar el Sol...aunque no creo vivir muy cómoda ahí. - solté una risa finalmente, lo que me indicaba a mí misma que mis palabras eran más broma que en serio. O eso quería creer. - Deberías de recompensar a esta indefensa e inocente rubia con un algodón de azúcar, ¿sabes? Me vendría bastante bien. - antes de que la presión se me bajara por pensar en todos los lugares a los que podría escapar en este momento. Le dediqué una sonrisa que era digna de la "indefensa e inocente rubia" de la que hablaba...ambos sabíamos que no tenía ni una sola pizca de ambas.
"Emergencias familiares", por el tono en el que lo había dicho, supuse que no había sido exactamente una fiesta, sin embargo, opté por no preguntar. Chasqueé la lengua y arrugué un poco la nariz. - Define "interesante". - dije, para después soltar un largo suspiro. - Lo mismo de siempre, Ed... - comencé a hablar con cierta seriedad. - Tú sabes, salvar el mundo, encontrar la cura contra la idiotez. Vivo una vida bastante ocupada, ¿sabes? - bromeé, con un tono evidentemente sarcástico. Reí un poco y encogí los hombros. - Bueno, definitivamente "lo mismo de siempre". Universidad, mi padre, sus aventuras, el hecho de que tengo que tomar pastillas para dormir y no morir de puro estrés...si, lo usual. - agregué después, respondiendo su respuesta con sinceridad. - ¿Sabes qué sería genial? - hice una pausa. - Exiliarme a la Luna y vivir ahí durante el resto de mi vida. - y aunque sonaba como una broma, lo decía en realidad. Ya me veía en algunos años: viviendo con mi padre y unos veinte gatos, quejándome de que poco a poco me quedaba calva, y gorda...bastante gorda. - ¿Crees que tengan buena recepción de Wi-Fi? Porque sino, entonces tendré que considerar el Sol...aunque no creo vivir muy cómoda ahí. - solté una risa finalmente, lo que me indicaba a mí misma que mis palabras eran más broma que en serio. O eso quería creer. - Deberías de recompensar a esta indefensa e inocente rubia con un algodón de azúcar, ¿sabes? Me vendría bastante bien. - antes de que la presión se me bajara por pensar en todos los lugares a los que podría escapar en este momento. Le dediqué una sonrisa que era digna de la "indefensa e inocente rubia" de la que hablaba...ambos sabíamos que no tenía ni una sola pizca de ambas.
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Mar Oct 03, 2017 5:08 am por Iris(:
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